viernes, 26 de mayo de 2017

Maestros de los Glifos Rosados del Reino Maya de Ik: los danzantes interrumpidos

Es difícil pintar el exterior de un vaso de 22 centímetros de alto y 11 cm de diámetro. Y hornearlo varias veces para que los colores se manifiesten después del cocido inicial. Pero otros talleres de pintores hacían y pintaban vasos, pues era una manera de llevar a casa de los gobernantes, momentos memorables de su vida. Mon Buluch ya lo hacía.

El 2 de Enero del año 750, uno de los maestros de Los Glifos Rosados, terminaba uno de esos memorables vasos. En esas breves dimensiones, el pintor incorporó a 6 personajes y le imprimió a cada uno su momento psicológico.



A le derecha de la foto desenrollada del vaso, aparece el rey Yajawte Kihnich rechazando un collar y a los danzantes que permanecen a la expectativa. El danzante que encabeza, permanece quieto y expectante de las reacciones de Yajawte, Su cuerpo no da el frente al rey. Solo lo mira ligeramente encorvado. 

Un poco atrás, el danzante del centro, argumenta. No se queda impavido o quieto. Su cuerpo si da el frente a Yajawte. Ni sus piernas ni brazos han perdido la energía de la danza que habían iniciado. Aunque los tres se han pintado el cuerpo de negro y la cara de rojo, excepto la nariz, la energía de él mantiene la escena expectante. El genera toda la incertidumbre del momento frente al gesto de rechazo del rey. No sabremos si la danza siguió o se detuvo por completo.

 El tercer danzante a la izquierda y al fondo, ha perdido el vigor y la energía que los dos  danzantes mayores sostienen.  Su mano derecha ha perdido incluso la energía para sostener su atuendo tipo abanico, con el que acompaña la danza. Su cuerpo ya es casi de derrota. 

Ni el vasallo arrodillado que ofrece el collar a Yajawte, ni el enano sentado en el suelo, imitando las reacciones del rey, parecen dar mayor importancia a las reacciones del rey.

Hay veces que uno lamenta la suerte de ser solo un entretenedor del rey, expectante de su gesto y aprobación.

Este vaso revela una vez mas la maestría que la pintura maya alcanzó en el siglo VIII y IX DC, en el reino Maya de Ik.

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